El periodismo ambiental tiene futuro. Estoy convencido.
También lo estoy de que, –siguiendo con la metáfora que popularizó hace unos
años un conocido best seller norteamericano-,
el “queso” ya no está en el mismo sitio de siempre y el periodista debe ir a
buscarlo a otros lugares.
Una jornada de debate sobre “Los retos del periodismo
ambiental”, organizada ayer por la Asociación de Periodistas de InformaciónAmbiental (APIA), ha puesto de manifiesto que los periodistas ambientales
mantienen la esperanza, aunque el futuro se presenta lleno de incertidumbre.
Después de que los medios de comunicación hayan sido
atravesados por un tsunami llamado
Internet y una crisis económica sin precedentes; después de que 3800 periodistas
haya perdido su puesto de trabajo en España, en lo que va de año (algunos miles
más en los años anteriores); después de que los medios digitales sigan sin
encontrar un modelo de negocio viable; después de todo eso, los periodistas
ambientales siguen pensando que el futuro está lleno de oportunidades.
Tal como ha recordado Clara Navío presidenta de APIA, en la
apertura de la jornada, “sin periodistas no hay democracia”. Pero los medios
han perdido credibilidad, lo mismo que otras instituciones sociales. Por eso,
cada vez cumplen con mayor dificultad su tradicional papel de “perro guardián”.
Eso significa que alguien habrá de cumplir esa función, lo que abre nuevas
oportunidades para quien consiga el prestigio suficiente para llevar a cabo la
tarea.
En Internet abunda la información gratuita. Y en medio de
esa enorme abundancia, los medios tradicionales se han dejado arrastrar al
terreno de otros: la información
ligera, banal, descontextualizada y no contrastada. Cada vez es más frecuente
publicar notas de prensa tal como llegan a las redacciones. Pero los periodistas
saben que solo la calidad traerá audiencia para el periodismo.
Sin embargo, mientras esa información de calidad se hace un
hueco entre el público, el oficio de periodista se enfrenta al peligro de la
extinción. Por tanto, es necesario
actuar y hacerlo con rapidez. Entonces, ¿dónde está ese nuevo queso?, ¿cuáles son las
nuevas vías que se abren para los periodistas? Parece claro que la salvación no
llegará desde los medios que ofrecen trabajo sin salario, únicamente a cambio
de visibilidad, ya que la única garantía de independencia es un salario digno.
Entre las nuevas oportunidades, algunos apuntan hacia
iniciativas sin ánimo de lucro, que tengan como objetivo la defensa de la
información de calidad. En Estados Unidos han avanzado ya por este camino, con resultados esperanzadores. Incluso se ha modificado la legislación, para que
los medios que lo deseen se conviertan en entidades sin ánimo de lucro. En
España también hay algunas iniciativas que van abriendo brecha en este nuevo
ámbito.
Estamos al comienzo de una nueva etapa, que incluye un nuevo
paradigma tecnológico. Y ya se sabe que pocas empresas de cualquier sector han
conseguido triunfar en dos paradigmas distintos. Es, por tanto, el momento de
diseñar el futuro, con toda la carga de oportunidades y también de
incertidumbre que supone estar comenzando a buscar el “queso” en nuevas
despensas.
Aunque no sepamos como será ese nuevo producto, parece
razonable que lo encontrarán antes quienes dominen las herramientas que ofrece
Internet para buscar información, editarla y mantener el contacto con el
público. Eso significa, que la formación
permanente va a ser más importante que nunca. De eso sí podemos estar seguros
(o casi).